Efectivamente, leyendo el título de esta entrada sabemos que hoy la cosa va de helados. Y concretamente, toca hablar de Carlos Rico Fuster (1884 - 1934), ibense considerado hasta el momento, tal como reza el título, el primer helador valenciano.
Su historia comienza en Canarias, donde se encontraba vendiendo agua limón y agua de cebada, y desde donde un día, desprendiéndose del característico blusón negro se enroló como grumete en un barco extranjero, embarcándose rumbo a Uruguay, y concretamente a Montevideo, ávido de conocimientos.
Una vez allí, frecuentó las industrias del ramo del helado, aprendiendo todo lo que pudo. Después, con un objetivo fijado en su mente, se trasladó hasta Florencia, en compañía de un italiano con el que había hecho amistad, y allí se afincó durante algún tiempo aprendiendo los mil secretos de las cremas, sorbetes e incluso repostería.
Cuando regresó a España, trajo consigo una enorme cantidad de fórmulas debidamente recopiladas en una libreta con tapas de cartón, que ya había comenzado en su etapa americana, por lo que ya, conocedor de la técnica del helado, marchó de nuevo a Canarias, aproximadamente en el año 1908, ofreciendo allí el mantecado, además de otras cremas. La anécdota de este último viaje se da en que el barco que hizo la travesía se hundió un poco antes de llegar, pero Carlos Rico llegó a las islas en compañía de su perrito que le acompañaba, experiencia que remitió a su novia por carta.
La imagen de la izquierda muestra la tapa de la libreta de Rico, y en su parte central se puede leer "Montevideo"; mientras que la imagen de la derecha muestra el índice de dicha libreta. Si os fijáis, la numeración de dicho índice, va de derecha a izquierda, esto se debe a que aunque las recetas las iba anotando desde las primeras páginas, el índice lo fue escribiendo desde la contraportada interior, de derecha a izquierda.
Carlos Rico se casaría en 1912, volviendo a las islas Canarias, y regresando definitivamente tres años después, para establecerse en Zaragoza, concretamente en la calle Azoque, ya en el año 1916.
Aquella primera heladería en tierras aragonesas tuvo tal éxito, que en una sola temporada obtuvo un beneficio de 20.000 duros (haced un cálculo de lo que suponía tal cantidad de dinero en aquella época).
Diariamente, helaba de 800 a 1.000 litros de leche, al ser por entonces lo más habitual el mantecado, y el dinero, en monedas de plata, lo llevaban al banco en un carrito de mano, ayudado por su pinche, Leonardo Sanjuan, quien le acompañó durante diez años.
Tiempo después, allá por 1924 o 1925, traspasó el negocio a unos industriales bilbaínos, por 200.000 pesetas, regresando posteriormente a Alicante, donde, en compañía de sus hermanos, montó otras heladerías.
Más tarde, un hermano suyo se estableció en Valencia, mientras que él se marchó lejos, a El Ferrol, donde abrió "La Ibense", que mantuvo durante algunos años.
Carlos Rico Fuster falleció en 1934, y como curiosidad, su viuda, prestó la libreta antes comentada a sus convecinos, algunos de los cuales, copiaron las fórmulas (más bien los ingredientes, ya que el modo de preparación no lo pone), y otros en cambio, arrancaron las hojas de la libreta.
Así que, a falta de pruebas concretas, anotaciones o fechas, únicamente la libreta de Carlos Rico y las fotografías obtenidas en Uruguay e Italia marcan un camino en la elaboración del helado, convirtiendo a este ibense en lo que nuestro título de hoy nos refería: el primer helador valenciano.
Un saludo Ibi-bloggers.
Fuentes consultadas: LAS BEBIDAS VALENCIANAS. Francisco G. Seijo Alonso.
Mi bisabuelo materno! Muchas gracias Raul por difundir
ResponderEliminarHay algunas fotos de heladeros de Ibi, que puede que sean más antiguas en las que ibenses ya helaban a finales del XIX. Habría que contrarrestar las fechas.
ResponderEliminarhttp://fotosantiguasdeibi.blogspot.com.es/search/label/Heladeros