Cuando nos acercamos a Ibi, hay dos elementos que se distinguen más que cualquier otro, me estoy refiriendo a las dos ermitas que allá en lo alto coronan y divisan la superficie del pueblo y su entorno, y que como ya estaréis adivinando, son Santa Lucía y San Miguel.
Es ésta última la que centra nuestra atención hoy.
La primera vez que encontramos referencias escritas sobre la ermita de San Miguel es en la Relación de 18 de abril de 1790, debido al Arzobispo de Valencia, Francisco Fabián y Fuero, y donde se refleja que la ermita fue levantada en 48 años.
Por lo que respecta a los archivos municipales, la primera referencia data del 22 de enero de 1894, cuando nombran ermitaño a
Pedro Vilaplana Guillem, realizando el correspondiente inventario del
que no se refleja su pormenor, aunque sí nombran 4 altares: San José, San Vicente,
Ecce-Homo, Soledad y San Miguel.
La Ermita propiamente dicha ocupa una pequeña planicie sobre el cerro donde está ubicada, dejando apenas
una pequeña explanada ante la misma. Su elevada situación permite ver una vista panorámica de Ibi.
Es un edificio exento,
realizado en mampostería ordinaria con muros de 65 cm. y contrafuertes. Dispone de tejado a dos aguas rematado con tejas árabes.
La fachada está situada
al este, mirando hacia Santa Lucia. Es pentagonal, y en las esquinas y
cerco de la puerta se han usado sillares.
Ya en el frontón, existen restos
como de haber existido una ventana, actualmente hay un hueco. Corona la
puerta, una espadaña perfilada con varios arcos, en la que uno de ellos contiene la campana.
La planta es de una sola
nave, con seis capillas laterales entre los contrafuertes. Su medida
es de 13,90 x 5,50 m. Los pilares, disponen de basa y capitel, y sobre ellos
corre un entablamento de amplia cornisa y arcos perpiaños, que sostienen
la bóveda de cañón.
El primer tramo se cubre con un coro, en el que se aprecia un
arco carpanel.
El cuarto tramo es el presbiterio, elevado un escalón, y
por el que se accede lateralmente a pequeñas estancias.
Finalmente, el testero es recto, y en el se hallan el retablo y la hornacina de San Miguel. El enlucido es de yeso blanco; y el pavimento, de losas de cerámica roja.
Altar de la ermita, con el santo en su hornacina.
Ahora bien, por lo que respecta a su construcción, podemos extraer del Libro de Cabildos de fecha 13 de junio de 1751, que ‘’En la Villa de Ibi, en trece días del mes de junio de mil
setecientos cincuenta y uno los Sres. Bartholomé Rico, Al(cal)de, Thomás
Cortés de Gerónimo, Idelfonso Pérez, Abogado de los reales concejos,
sindico procurador general, la mayor y más sana parte de los que
componen el ayuntamiento de dicha Villa estando juntos, y congregados en
la sala capitular de ella en forma de cabildos, como lo han de
costumbre, para tratar, conferir y deliberar las cosas pertenecientes al
buen Gobierno de dicha Villa el Sr. Rigidor decano Dixo: Que por parte
de Joseph Alcaraz, Luis Rico menor y otros ciudadanos y vecinos de dicha
Villa le había requerido con un despacho del SR. Provisor, y vicario
General del presente Arzobispado, por el que se les concede a los
nominados Alcaraz, Rico y de más contenidos en el mismo, la facultad,
permiso y licencia, para que sus propios, y limosnas que puedan recoger
por dicha Villa, eregir y fabricar una hermita (sic) , bajo la invocación del Arcángel San Miguel, en la montañuela llamada la serreta
inmediata a esta dicha Villa, con algunas circunstancias prevenidas en
dicho Despacho, que se leyó por mi escribano desde la primera, hasta la
última línea suplicando al Ilustre Ayuntamiento, se sirviese tomar o
agregarse al patronato de dicha hermita (sic), y declarar al santo
Príncipe, por otro de los patronos de dicha Villa, en atención a la
fervorosa devoción que sus vecinos le tenían y de cada día de aumentaba,
como era bien público, y notorio en la misma y sus contornos. Y
enterados dichos señores… acordaron agregarse al patronato de dicha
hermita en nombre y prestación que intervenían de dicha Villa declarando
como declararon por otro de los patronos de la mesma al nominado
Príncipe y Sr. San Miguel.
Aprovando
el nombramiento echo en el mismo Despacho en las personas de dichos
Alcaraz, Rico y demás en el memo contenidos por electos… concidiendoles a
los referido licencia permiso y facultada para rechoger limosna por
dicha Villa y su término, depositándolas en poder de el nominado Sr.
Thomás Cortés y Mosén Joaquín Cortés, Presbítero, residente en la
Parroquial de dicha Villa a quienes nombraron por Depositarios de las
mismas; concediéndoles así mismo facultad y poder para trabajar en la
obra de dicha hermita (sic) y en todo lo a esta perteneciente, todos los
días de precepto, a excepción de los más clásicos’’.
Además de esta autorización para construir la ermita, el Ayuntamiento, decidió destinar las ganancias que se extraían de los juegos de pelota, que
se arrendaban todos los años, a las obras de la nueva ermita, aunque estos beneficios no eran muchos, y en 1764,
todavía se está haciendo referencia al escaso producto que da para la
continuación de la obra de la ermita:
‘’Gracia, cesión y donación a la hermita del Sr. San Miguel y para
ayuda a su fabrica del producto de las calles de la pelota por quanto ha
representado Jerónimo Guillem, administrador de la fábrica de dicha
hermita que se halla con cortos medios para su continuación, y siendo
este negocio tan del agrado del servicio de Dios y en tan corta cantidad
el producto que ordinariamente suelen ser doce o trece pessos,
acordaron hacer dicha cesión con la obligación que dicho administrador
ha de componer a sus costas las calles de dichas pelotas reparándolas en
lo necesario y cuydando de su limpieza y aseo’’.
El presbítero Joaquín Cortés, en las anotaciones marginales que
acompañan los índices de defunciones de los siglos XVI a principios del
XIX, deja constancia de que ‘’en 1769 se estava fabricando la Hermita de San Miguel’’.
Casa del ermitaño junto a la ermita. Desaparecida actualmente, quedan de ella algunos restos esparcidos.
Evidenciado pues, que la construcción de la ermita, se dilató en el tiempo, y que fué llevada a cabo mediante las pequeñas aportaciones que hicieron los vecinos de Ibi del s. XVIII, podemos decir, que en 1782 ya estaba construída y establecida la devoción al santo, hecho que se deduce de un memorial de Bartolomé Vilaplana de Luis, ermitaño, que se manifiesta en estos términos:
‘’Que desde que se colocó al Príncipe y Señor San Miguel en su
consabida hermita, la está sirviendo el suplicante, quien no puede
continuar en este empleo de ermitaño, por su avanzada hedad y accidente
de calidad que está imposibilitado y trémulo que no puede encender los
cirios o velas y lámparas de dicha hermita. En cuya atención.
Rendidamente suplica se digne exonear al suplicante del sitado empleo de ermitaño de dicha hermita’’.
Rendidamente suplica se digne exonear al suplicante del sitado empleo de ermitaño de dicha hermita’’.
Respecto al primer inventario registrado documentalmente de los bienes de la ermita de San Miguel, tenemos constancia del fechado el 18 de febrero de 1795, el cual se reproduce a continuación, respetando la clasificación por altares que nos trasmite el documento:
En la Sacristía
Un
caliz de plata sobredorado con su Patena. Una Hostiera. Un Santo
Christo, un espejo, vinagreras y plato. Toallas, Flores. Vestuario para
celebrar, nuevo. Una espadita.
(Recordemos que el Arcángel San Miguel se le representa con espada y balanza).
En el Altar
Un
Santo Christo de Piedra. Toallas, Flores. Atril con quatro candeleros
de madera con sus pedasos de velas. Tres secuencias, (se supone que del
Vía Crucis).
En la Iglesia
Dos
sillas de respaldo. Una lámpara. Un quadro de la Purísima. Otro del
Santo Christo de San Salvador. Otro de Santo Thomás de Villanueva. Otro
de Santa Bárbara, y otro de San Vicente Ferrer, grandes. Tres Medias
Cañas de la Virgen de los Dolores, San Antonio de Papua y la Asunción.
Catorce estampas de la vía Crucis. Un quadro mediano con dos ángeles que
sostienen la custodia.
Altar de (sin anotar, se supone del Ecce Homo por cuanto aparece este altar en posteriores inventarios).
Toallas, Ocho Candeleros con dos velas. Una secuencia de la Casa Santa. Quatro flores de manos y una lámpara.
Altar de la Soledad
Unas
toallas delgadas con encaje y encima una cubierta de enserad (sic).
Quatro Candeleros con sus velas. Un santo Christo. Tres sequencias. Una
cortina de seda con sus hierro. Y una lámpara.
En el Coro
Tres banquitos de madera. Un atril grande y un Santo Christo con su docel.
Disponemos de más datos en lo que respecta a su contenido, gracias a los inventarios, por ejemplo, podemos destacar que en 1768, se concede permiso para dedicar una capilla que estaba vacante, a la Virgen de la Soledad. En 1894, se refelejan otras nuevas, entre ellas las de San José y San Vicente. Ya en otro inventario posterior,se da cuenta de otras dos nuevas capillas, que son las de la Purísima, y la del Santísimo.
En el año 1944 se fundió una campana para la espadaña (hasta fecha de
hoy, no se sabe ciertamente si la anterior campana supuestamente fundida
a finales del siglo XIX o principios del siglo XX, desapareció o la
destruyeron durante la guerra civil) de la Ermita y
así anunciar los rezos del Ángelus diarios y fiestas de San Miguel . La
actual campana lleva grabada la siguiente epigrafía: Arcángel San Miguel
bendecid al pueblo de Ibi, año 1944, y grabada una Cruz . Fué restaurada en
el año 2006, ya que el contrapeso o armazón de madera no aguantaba mas ya que
estaba carcomido.
Por lo que respecta a las obras de restauración de la ermita, hubo de crearse en
el año 1947, una Comisión pro-reconstrucción de la ermita de San Miguel
en la que un buen número de particulares e industrias ibenses
colaboraron llegándose a recaudar un total de 5.021 pesetas.
Casi 35 años después, en 1981 sería el Ayuntamiento quien acometería la
iniciativa de la restauración de la ermita y el arreglo del camino de
acceso a la misma, siendo el importe total de la misma de 1.813.550
pesetas.
La romería y las fiestas que con motivo de la celebración de San Miguel tienen lugar en Ibi, son de las más conocidas y de las más relevantes hoy en día.
Así que ya sabéis algo más sobre la ermita de San Miguel, que quizás haga que la miréis con otros ojos, y entre todos cuidemos un elemento importantísimo e identificativo de nuestro patrimonio.
Un saludo Ibi-bloggers.
Fuente: El arcángel San Miguel y la construcción de la ermita.
Foto 1: Postal de Ibi
Foto 2: www.pueblos-espana.org
Foto 3: http://www.fotosantiguasdeibi.blogspot.com