miércoles, 14 de abril de 2010

Pozos de nieve (1): Pou del Simarro

Primera entrega de una nueva sección. Los pozos de nieve son uno de los elementos más importantes de la historia de Ibi, y de muchos de sus habitantes, que en la nieve encontraron una forma de salir adelante.
Ya se comentaron en su día los pozos desaparecidos, ahora les toca el turno a los que todavía nos quedan. Creo que es fundamental que se restauren y conserven en las más dignas condiciones, por ello, dedicaré un pequeño homenaje a cada uno de ellos desde estas líneas. Empezaremos hoy por el del Simarro.

Este pozo, de planta circular, es de los más grandes de la zona. Está ubicado en la ladera de enfrente del Menejador, e internamente está revestido con un muro de piedra calcárea regular trabada con mortero.
Tiene cuatro puertas a un mismo nivel de altura sobre el suelo, orientadas al norte, sur, este y oeste, aunque solamente se conservan en buen estado las orientadas hacia el sur y hacia el oeste.
Por dentro del pozo se ve una puerta de acceso por el lado norte a la altura del tercio superior, hecha de sillares y de una altura de metro y medio, que dispone de un túnel abovedado de unos 11 metros de longitud, aunque está obstruido por las tierras desprendidas de su propio techo, impidendo así el acceso. Por encima de esa puerta se observa un agujero en el que supuestamente se incrustaría la viga de la que se colgaba la garrucha para sacar la nieve.

En cuanto a la cubierta, originariamente dispuso de una de teja apoyada sobre dos arcos cruzados de sillería cuyos cuatro puntos de apoyo en el muro todavía son visibles a día de hoy. Cuando esta cubierta desapareció, se realizó otra, que también se encuentra derruida casi totalmente, ya que solo en la parte noroeste se mantiene algún fragmento.

En cuanto al nombre del pozo, proviene de la cueva que existe en las proximidades, aunque también se le llama "Cava Roja". Como curiosidad, una plaza del barrio Mirasol, lleva también el nombre de Simarro.

En el fondo del pozo actualmente encontraremos una capa de tierra y piedras procedentes del derrumbamiento de la cubierta y parte de las paredes laterales. También podemos ver como se extienden sobre él, zarzas y hiedras, ocultándo en gran parte la obra, sobre todo por el lado norte. También del fondo, surge un fresno que supera los 5 metros, y que parece muerto por haberse hecho fuego junto a su tronco.

Interior del pozo, como se ve, hay numerosa vegetación cubriendo gran parte de los muros.

A poca distancia del pozo, en dirección oeste, aún quedan algunos restos de una pequeña construcción que debió de servir para guardar las herramientas y puede que para vivienda del encargado del pozo.

En cuanto a la fecha de construcción, se estima el año 1750. El primer propietario y constructor del pozo fué Bartolomé Picó, nevatero alicantino que también figura como constructor de otros pozos como el del Canyo, o la cava Coloma.
Aunque el pou del Simarro se encuentra dentro del término municipal de Ibi, el propietario del mismo actualmente es el Ayuntamiento de Alcoy. Es uno de los pozos más grandes de la zona, sino el que más con 14,7 metros de diámetro, 16,2 de profundidad (actual), y unos 2.700 metros cúbicos de capacidad estimada.

Sin duda, una gran herencia que deberíamos conservar en mejores condiciones. Desde aquí, dejamos caer la piedra en el tejado que corresponda para que se estudie su restauración.

Y sin más, con esto, doy por finalizada la primera entrega de este nuevo apartado. Y si todavía hay alguien que no ha ido a ver los pozos, que no se lo piense dos veces. Y si ya los habéis visto, pues siempre podéis repetir. Ánimo a todos los Ibi-bloggers, y un saludo.



Fuente: GUÍA DE LOS POZOS DE NIEVE DE LA PROVINCIA DE ALICANTE. Manuel Vicedo Martínez y Jaime Ramírez Gosálvez.

1 comentario:

  1. Los pozos de nieve en su época fueron como las industrias de hoy en día. Hacía falta mucho dinero para construir uno y daban trabajo a mucha gente. En algunos lugares se ha hecho un buen trabajo de conservación (el Pou del Surdo, en plena Carrasqueta, merece una visita), pero la mayoría se están arruinando. Es una pena.

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