viernes, 17 de agosto de 2012

Orígenes de les Festes d'Hivern

Aunque estamos en pleno verano, y el tiempo está lejos de parecerse al del mes de diciembre, nunca es mal momento para hablar de una de las fiestas más importantes de Ibi, y una de las más nuestras: les Festes d'Hivern.
Ciertamente no conocemos ni el cuando ni el como del inicio de estas celebraciones, y todo lo que podemos hacer son suposiciones ateniéndonos a la información histórica que se conserva en el Archivo Municipal.
Dentro de la información disponible, se encuentra una referencia, del año 1578, justo el año en el que Ibi fué declarada Universidad, la cual menciona a los Fadrins que "llevaven lo bací dels ornaments". Se puede considerar una mínima referencia que no asegura relación real con les Festes d'Hivern, ni siquiera identifica a ningún grupo socio festivo.
Será ya mucho después, en 1636, cuando encontramos otro documento relacionado con la fiesta, esta vez sí bien explícito, ya que hace clara alusión a una de las celebraciones más importantes de esta fiesta: "Lo dia de Santa Llúcia cau en dumenje... y nos pot selebrar la festa aquel dia, he per la major part del consell font determinat que la transferixqen a l'endemà dilluns y que ningú puga fer faena el tal dia".

Por lo que se refiere a la celebración de "dansades" públicas, y por lo tanto, de Festes d`Hivern, existe primera constancia en los Libros de Actas de 1797 y 1798, cuando el vecino Andrés Coloma, "solicita licencia para bailar publicamente Bailes públicos al estilo del país, desde el Nacimiento de Jesús hasta el día de Reyes". Así que ya desde muy antiguo se instauran los trece días tradicionales de las fiestas, el nombramiento del organizador por parte del Consistorio y la celebración bajo el epígrafe del "Nombre de Jesús".

Dice literalmente el documento:
"Andrés Coloma, labrador y vesino de la villa de Ybi, Mayordomo nombrado por el Ylustre Ayuntamiento, suplicante expone: que en dicha villa de immemorial se acostumbra a festejar al Jubilísimo nombre de Jesús con Bayles públicos empesando al otro día del Nacimiento asta el día de Reyes, y deseando el suplicante continuar en este año con dicha práctica. Suplica a Vs, se sirva conseder la licencia para poder Baylar publicamente en estas Navidades que será especial favor y gracia que espera de Vs. Ybi y diciembre a 18 de 1797".

Queda claro, que ya en ese momento está fijada la base de la celebración clásica que heredamos del siglo XIX, y que en las fechas del documento, en 1797, ya se tenía la costumbre como inmemorial.

En 1798, encontramos que "Vicente Moltó y García, labrador y vecino de la Villa de Ybi", es elegido como rey de la fiesta. A través de carta, se vuelve a solicitar permiso para poder celebrar.

El permiso para celebrar fiesta lo concedía el gobernador, y las condiciones siempre serían las mismas para todas las poblaciones que lo solicitaran: que los bailes se hicieran a cara descubierta, a plena luz del día, y con la presencia vigilante de las autoridades.

Ya en 1868, en el libro de correspondencia del Archivo, está registrado el permiso del gobernador civil de Alicante que permite a la población celebrar fiestas en honor ahora a la "Natividad de Nuestro Señor Jesucristo" :

"Siendo costumbre en este pueblo solemnizar todos los años la Natividad de Nuestro Señor Jesucristo además de las funciones religiosas y bayles públicos al estilo del País, exigiendo un autorizado por el párrafo 6º (...) he tenido a bien conceder permiso para realizarlo con disfraz y mascaras. Dando conocimiento a Vs de ello para su aprobación. Ibi 26 de diciembre 1868".

De la importancia social real de les Festes d'Hivern y de lo que conllevan, existe constancia a través de su citación normativa a través de las Ordenanzas de Policía Rural y Buen Gobierno de 1902. Los capítulos 3 y 4, hacen referencia: "Quedan incluidas en este capítulo las fiestas de Septiembre, la de Navidad a Reyes, Carnaval y otras cuantas diversiones o espectáculos se permitan en la vía pública".

Años después, las celebraciones desaparecieron brevemente, tras la Guerra Civil, aunque a partir de los años 40, se celebra Ball del Virrei, con importantes reestructuraciones, así como danses y Enfarinats, que desaparecieron en 1957.

En 1979 se recuperan les danses, con Rei y Virrei, aunque ya no era factible retomar el extenso calendario completo.

Actualmente ya conocéis de sobra los días y los actos que dedicamos a estas fiestas tan importantes, y que afortunadamente gozan de tan buena salud. Así sea por muchos años !

Ah! otra cosa que se me olvidaba, y es que en julio del año 2009, les Festes d'Hivern, fueron declaradas Fiestas de Interés Turístico Autonómico.

Ahora sí, un saludo Ibi-bloggers.



Fuente: LES FESTES D'HIVERN A LA VILA D'IBI. Sergi Gómez i Soler y Antonio Ariño Villarroya.


domingo, 5 de agosto de 2012

El terremoto de 1620

Después de un largo tiempo sin actualizar el blog, vuelvo a la carga para hablar de una catástrofe natural que tuvo lugar en nuestro pueblo, allá por el lejano siglo XVII, 9 años antes de que Ibi fuese declarada Villa Real.

El suceso, puso un terrible fin a aquel año de 1620, y no sólo para el pueblo de Ibi, sino para los de toda la comarca. Ocurrió un miércoles, 2 de diciembre, a -les cinch ores de la primanit- (seis de la tarde actual), el epicentro tuvo lugar en Alcoy. Existe documentación escrita de los daños que acontecieron  a diversas poblaciones, pero nos centraremos en Ibi.

Al igual que las poblaciones más cercanas al epicentro, Ibi sufrió grandes destrozos en las edificaciones, sin contar ninguna víctima mortal entre sus vecinos, aunque con graves pérdidas de ganado. El suceso fué terrible, aquel día 2 de diciembre amaneció nublado y hacía un frío intenso, con viento gélido. A medidodía la fina lluvia fué transformándose en nieve -ademés de fer tota aquella vent ab pluja y neu-, la gente abandonó las calles y se retiró a sus casas huyendo de aquellas condiciones meteorológicas.

A media tarde, la oscuridad era total, cuando de pronto un terrible estruendo seguido de la conmoción de tejados y paredes desalojó en pocos minutos a todos los vecinos de sus casas, viendo que se les venían encima.  Algunos de aquellos vecinos salieron a la calle sin vestir o con apenas ropas.
Aunque la primera intención de las gentes fué buscar refugio en la iglesia recién estrenada, la fuerza del terremoto había hecho caer uno de los arcos principales de la misma y todo el conjunto corría peligro de desplomarse.
Así que no tuvieron más remedio que reunirse en lo que hoy es la plaza de las Cortes, y encendieron varias hogueras para calentarse.
Durante la noche tuvieron lugar varias réplicas haciendo que las horas fueran interminables, pues hasta bien entrada la mañana no dejó de nevar.

Al día siguiente, el panorama era lamentable. No hubo casa que, en mayor o menor medida, no sufriera daños. La torre del campanario estaba partida, la ermita de San Vicente, reconstruida hacía poco tiempo, con graves daños, y la de Santa Lucía, derruida.
La ermita de Santa Lucía, que en esta imagen de principios del s.XX se ve al fondo a la izquierda, quedó totalmente derruida, a causa del terremoto.

Parte de la canal del tejado de la iglesia había caído sobre una casa que resultó completamente destruida.
Numerosos daños fueron contabilizados: tapiales, fuentes, solanas, chimeneas, corrales con sus animales muertos en su interior...

En fin, un suceso que Ibi tuvo la fortuna de superar sin contar víctimas mortales, y cuyo recuerdo, en documentos, nos permite recordar hoy en día los esfuerzos de la gente de aquel entonces para salir adelante y reconstruir todos los daños, que no fueron pocos.

Saludos, Ibi-bloggers !