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martes, 28 de octubre de 2014

Calles ibenses (6): CALLE DEL MATADOR

Siempre que dispongo de algo de tiempo, y me pongo a leer y a buscar información sobre el Ibi antiguo, encuentro alguna pequeña reseña o alguna información referente a algún aspecto que me sorprende. 
Hace algún tiempo, encontré en la magnífica obra de Luis Satoca Ricart, el "Callejero Ibense", una de esas "revelaciones" que me descubrieron un curioso dato, desconocido totalmente por mí, y que me llamó poderosamente la atención. 
Se trata de una antigua calle en Ibi, que hoy día ya no existe y que se llamó "del Matador".

Parece que una de las primeras referencias a esta pequeña vía es la que a fecha de 20 de febrero de 1859 revela el Nomenclátor, en el cual se aprueba la calle Matador, y que es la que partiendo del matadero público se dirige cuesta arriba y, a su vez está agregada a la de San Juan.

Hay que tener en cuenta, que ni el matadero existe en la calle de San Juan, ni físicamente la calle del Matadero existe ya, debido a que se anuló hace ya años.

Hace tiempo en el blog, comentamos que la antigua muralla de Ibi tenía tres puertas, y quizás recordaréis si lo leísteis, que existió una en la confluencia de la calle San Juan y la de subida a San Antonio. Pues bien, en el año 1859 existe un curioso dato que revela que en la calle subida a San Antonio, concretamente el primer número a la izquierda según se sube, albergaba el "matador". Como dato curioso, esta casa conserva todavía en su fachada la única pieza cerámica alusiva a un nombre de calle, que queda en Ibi (de las antiguas, obviamente), ya que la que había en la calle Berlandí, se destruyó hace unos años al intentar quitarla.

Volviendo al tema, hay que decir que pegada a esta vivienda, a un nivel más bajo, y a la altura de la calle San Juan, parece que había una entrada, que daba acceso a la curiosa calle Matador, y que por ese espacio subía dicha callejuela. Como cita textualmente Luis Satoca "como colgadas del desnivel existente, cinco casitas -diría mejor barracas- que constituían la calle del Matador, anulada totalmente en los años setenta del pasado siglo".

Vista aérea de la zona que debió ocupar la calle del Matador, hacia el centro de la imagen.

Aquella calle, no estaba urbanizada, ni al parecer era posible, ya que se subía por unos escalones de forma muy dificultosa. Además, no eran viviendas normales ni cómodas, pues se parecían más a una cueva, que a una casa habitación. La cuestión es que como siempre hubo personas con pocas posibilidades, las casitas, a través del siglo XX, sufrieron diversos avatares:

En el año 1900 habían cinco casitas, con los números 1, 3, 5, 7 y 9, todas ellas habitadas.
En 1905, solamente quedaban el 5 y el 7, con un habitante cada una.
En 1913, ya solo el número 5, con un habitante. Un año después, en 1914 ya no está el número 5, pero se han rehabilitado los números 1 y 3.
Ya en 1930, la vivienda número 1, es la única que existía, habitada por la familia Coloma Verdú.

Como última referencia, decir que el 22 de febrero de 1963, a la calle Matador se la tituló con ese nombre, hasta que fué finalmente anulada.

Sin duda, una curiosa calle que quedó en los datos de la historia de Ibi. Me hubiera gustado poner una foto del lugar, pero no dispongo de ninguna. Tampoco sé si existirá alguna que muestre aquel lugar, en cualquier caso, si alguien tiene alguna y quiere compartirla... estaremos encantados de poder disfrutar de ella.

Un saludo Ibi-bloggers.




Fuente: "CALLEJERO IBENSE. Entre els plàtinos i l'olivera". Luis Satoca Ricart.

jueves, 23 de octubre de 2014

El monumento a los trabajadores

Ibi es una ciudad que cuenta con una buena muestra de monumentos de muy diversa índole entre su núcleo urbano, y quizás, de entre todos ellos, uno de los más desconocidos sea el que homenajea a los trabajadores.

Situado en la zona industrial de nuestro pueblo, concretamente en la avenida del Juguete, su origen data de finales de los años 90, cuando se propuso construir un monolito o panel conmemorativo en recuerdo de las víctimas del fatídico accidente ocurrido con la explosión de la empresa Mirafé el 16 de agosto de 1968.
Aquella propuesta fué aprobada con la modificación de hacer extensible el homenaje a las víctimas de todos los accidentes laborales ocurridos en Ibi. Es entonces cuando se inició un proceso de elaboración de un pliego de condiciones para la contratación de realización de dicho monumento. Publicado este pliego en el BOP del 1 de febrero de 1999, se estableció un plazo demasiado breve para poder presentar proyectos (hasta el 15 de febrero), y aunque se le dio publicidad en distintos medios de comunicación,  sólo se presentó un proyecto dentro del plazo, y otro fuera de él. Finalmente ninguno resultó elegido, y el concurso quedó desierto.
Dado el interés, se convocó un nuevo concurso cuyo plazo para la presentación de bocetos finalizó el 15 de marzo, y tras el estudio de los que se presentaron, un jurado eligió el trabajo ganador.

El día 1 de julio de 1999 era inaugurado el monumento a los trabajadores, representando este hecho, un emotivo acto donde se recordaron especialmente las víctimas de los accidentes laborales.

El monumento en sí, de siete metros de altura, está realizado en mármol gris, y representa el desarrollo local, destacando el industrial, y contiene el siguiente epitafio:


"IBI, EN RECONOCIMIENTO A LOS TRABAJADORES POR SU PARTICIPACIÓN EN EL DESARROLLO LOCAL Y A LAS VÍCTIMAS DE LOS ACCIDENTES LABORALES".

Inscripción en uno de los lados del monumento.

Su posición erguida simboliza el crecimiento a través de los años y su proyección hacia el futuro. En uno de sus costados se aprecia una "herida" producida por las terribles consecuencias de los accidentes laborales, en especial, el de la explosión de agosto de 1968, y en ese hueco, se sitúa una esfera luminosa que recuerda a todas las víctimas de accidentes laborales.
Finalmente, la referencia a los diferentes sectores económicos motores del desarrollo ibense, se representan a través de herramientas y útiles de trabajo típicos de cada sector, grabados en bajo relieve en cada una de las cuatro caras del monumento.



Dada la importancia representativa del monumento, me gustaría recordar que los cristales de los 4 focos situados al pie del mismo están rotos, e imagino no sería demasiado caro el reponerlos por unos nuevos.

Sea como sea, cuando muchos pasen por al lado de este monolito de mármol, quizás ya no vean en él una mole de piedra puesta en ese lugar porque sí.

Un saludo, Ibi-bloggers.



Fuente: BIM. Epoca 4ª - Nº 55 - Junio 1999






lunes, 13 de octubre de 2014

Retablos cerámicos (3)

La tercera entrega de esta sección, quiero dedicarla a tres retablos cerámicos que todavía se conservan en buen estado. Es importante este dato, ya que con el tiempo, algunos desaparecieron, y quién sabe cual puede ser su paradero actual. Sea como sea, los iremos viendo todos.

En esta ocasión veremos los siguientes:


VIRGEN DEL PERPÉTUO SOCORRO


La imagen de la Virgen del Perpétuo Socorro está ubicada en la casa nº 9 de la glorieta de España, y su origen parece datarse en el año 1956. Tiene unas medias aprox. de 45 x 60 cm., y la imagen representa a María con el Niño Jesús, mientras éste observa a dos ángeles que portan los instrumentos de su Pasión. Encima de todo el cojunto hay un portalámparas en el cual se ponía la bombilla que le proporcionaba luz.
Actualmente, la casa que alberga este retablo cerámico, se ha quedado un poco "aislada", al desaparecer las viviendas que estaban a su lado.


SANTA ANA


El retablo representa a Santa Ana y a la Virgen María, y está colocado en la fachada de la casa nº 23 de la, obviamente, calle santa Ana.

No siempre estuvo en esta casa, sino que anteriormente estuvo en la fachada de la fábrica Gozán, justo enfrente, aunque con la particularidad de que no son los mismos. El actual es una réplica del antiguo, el cual se conserva en una casa particular.
Hay que decir que en su origen, el retablo era más grande, y entre la imagen y el borde azul, habían una serie de 24 azulejos de color claro que lo envolvían. Además, también tenía una repisa. Éstas diferencias se pueden apreciar observando las dos imágenes: la de la izquierda, que es el antiguo en su ubicación de la fábrica Gozán; y la de la derecha, que es el actual, como se puede ver hoy día.
Con unas medidas de 40 x 60 cm., tiene un farolito encima, y el antiguo, fué colocado por primera vez el 26 de julio de 1955, coincidiendo con la festividad de la santa. El azulejo inferior derecho muestra una inscripción: MAESTRE. M. BIAR.


VIRGEN DEL ROCÍO



La Virgen del Rocío la encontramos en un retablo que se encuentra en la calle del mismo nombre, concretamente en el extremo izquierdo de la fachada de la casa nº 4. Tiene unas medidas aproximadas de 45 x 60 cm., y en su parte inferior muestra una inscripción en la que se lee "NUESTRA SEÑORA DEL ROCIO". Su origen parece datar entre las décadas de los 50 y 60 del pasado siglo. En el azulejo inferior derecho se lee: A.Cruz. CEDOLESA.








Y hasta aquí llegamos hoy, aunque seguiremos comentando el resto de retablos más adelante. Aprovecho para comentar también, y no me cansaré de repetirlo, que podéis contribuir con las imágenes, datos, información, comentarios, observaciones, y en definitiva todo lo que queráis aportar que creáis oportuno. Lo que uno no sabe, lo sabe otro, y así es como se aprende. Aprendamos todo lo posible de Ibi.

Un saludo Ibi-bloggers.




miércoles, 8 de octubre de 2014

La visita de Cavanilles en 1797

¿Cuántas veces habéis visto el famoso dibujo que representa el pueblo de Ibi en 1797? Seguramente muchas. Bien, dicho dibujo fue elaborado para la obra del botánico y naturalista José Cavanilles "Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia", que fué recopilada en 2 tomos.
Concretamente en el segundo de ellos, y entre las páginas 180 y 183, Cavanilles habla de lo que encontró en la villa de Ibi en aquellos años de finales del s. XVIII.

Pero para poder entender un poco mejor cual fue su labor, diremos que Antonio José Cavanilles (Valencia 1745 - Madrid 1804), recibió un encargo del rey Carlos IV:
"recorrer la España para examinar los vegetales que en ella crecen". Aquello ocurrió en la primavera de 1791, y Cavanilles empezó por su propia tierra. Pero no se limitó a la tarea fijada, sino que además, atendió a todos los aspectos, físicos y humanos, de la zona estudiada. La obra salió de la Imprenta Real de Madrid en dos volúmenes como ya he comentado antes, y en ellos podemos encontrar una cantidad de información meticulosa, exacta, relativa al marco geográfico, a la flora y la fauna, y al fondo social de las tierras visitadas. 

Y como decía al principio, si bien seguramente muchos seréis los que hayais visto el dibujo de Ibi de 1797, y que como dato curioso, fué hecho por Tomás López Enguídanos (grabador calcográfico que ilustró la obra de Cavanilles), seguramente también muchos seréis los que no hayáis leído lo que al respecto de nuestra población contó en aquellas Observaciones sobre el Reyno de Valencia.

He aquí pues lo que concerniente a Ibi nos dejó como legado, tal como Cavanilles lo escribió, y tal como apareció en su obra final, respetando por tanto, su ortografía original.




OBSERVACIONES SOBRE LA HISOTORIA NATURAL, GEOGRAFÍA, AGRICULTURA, POBLACIÓN Y GRUTOS DEL REYNO DE VALENCIA.
Antonio José Cavanilles.
TOMO SEGUNDO.




[80] [...] Continuando hácia el oriente se presenta una dilatada llanura, y en ella dos cerros cónicos aislados. Subí al primero, que es el occidental, cuyas raices y faldas son de tierra yesosa, y la cumbre de peñascos calizos, donde está la ermita de San Miguel. Desde ella veia en la parte oriental la villa de Ibi, que recostada sobre las raices del otro cerro cónico se prolonga hácia el mediodia. El alto monte de Foyaderes le cae al norte, el carrascal de Rico al sur, y al este de la canal de Alcoy, cuyo terreno baxo respecto á los laterales permite ver el Rontonál, y otros montes que yacen por aquel rumbo. Desde la villa hasta el cerro de San Miguel todo son huertas en graderías que se prolongan hácia el sur, vistosas por la multitud de árboles y producciones, cuyo conjunto forma una hermosa vista, que he procurado copiar en la estampa adjunta. Baxé del cerro, atravesé los barrancos de Santa Maria y de les Raboses, y á breve rato entré en la poblacion, cuyas calles son espaciosas, y muy decente el caserío, donde viven 800 vecinos, quando apénas habia 300 al principio del siglo pasado. Débese este aumento á tres medios principales de que se han aprovechado aquellos industriosos vecinos para mejorar sus fortunas y haciendas; la agricultura, las fábricas y la nieve, que cubre las montañas del término. En invierno, quando la agricultura no necesita tantos brazos, se ocupan muchos en recoger la nieve, depositarla en pozos, y arrancar matas, con que la cubren y conservan para llevarla en verano á Alicante, Elche, Xixona, Alcoy y otros pueblos de la comarca. Durante quatro meses, empezando en Junio, salen diariamente de Ibi 50 cargas, y unas 25 en Abril, Mayo y Octubre, cuyo tragino ocupa igual número de caballerías, y muchos hombres, y dexa á los abastecedores, que son de la misma villa, de 600 á 700 reales diarios de beneficio líquido. Mayor sin comparacion es el que resulta del hilado y otras operaciones con que los de Ibi preparan lanas para las fábricas de Alcoy y Bocayrént. Segun un cómputo prudencial entran en Ibi cada semana mas de 300 pesos, y se reparten entre la clase que sería pobre, y tal vez infeliz sin este socorro. Con él viven mas de 80 cardadores y 600 hilanderas, mugeres ó niñas. A estas riquezas se añaden los frutos de la tierra, que son 20 cachices de trigo, 630 de cebada, 253 de maiz, 118 entre avena y centeno, 1260 arrobas de almendra, la mas preciosa del reyno, 90 de aceyte, 14400 cántaros de vino, muchos pimientos, melones, alfafa, y hortalizas.
[81] La tierra de los campos es blanquecina y arcillosa; yesosa la de las colinas, cerros y faldas de los montes; y la substancia de estos por lo comun caliza con mezcla de arenas. De la descomposicion de los mismos montes y de las continuas pérdidas de los cerros resultáron en la hoya porciones, que mezcladas con la tierra que allí halláron, han ido formando campos de diversa substancia. Observan con cuidado los de Ibi estas diferencias: notan las variaciones de la atmósfera en cada estacion; calculan las aguas que tienen, y las que necesitan los campos; y combinando todas estas circunstancias como buenos agricultores plantan los árboles, y siembran segun lo pide la bondad, fuerza ó debilidad del terreno, y el tiempo en que florece y fructifica cada produccion. Así sacan el mejor partido de la tierra, y evitan quanto es posible los riesgos y daños procedidos de la ignorancia. Uno de los labradores mas activos é industriosos de Ibi es Don Josef Alcarás, quien ha logrado copiosos frutos de su aplicacion é industria. Veia una extension considerable casi erial y abandonada por la naturaleza del terreno, compuesto de tierra algo arenisca con mucha piedra y chinas, y mucho mas por un barranco que sucesivamente robaba la tierra útil. Concibió la idea de contenerle en un cauce fixo, y de aprovecharse de sus avenidas ya para regar los campos, ya para rellenar otros profundos con los depósitos que dexarian las aguas. Hizo en la parte superior del barranco una presa, y desde ella un canal de riego para conducir las aguas y regar lo mas alto de la heredad, que aniveló con excavaciones y graderías: forzó el barranco á que corriese en línea recta, levantando en partes fuertes malecones, y abriendo en otras canales subterráneos; y tomó las correspondientes providencias para que sus campos se mejorasen siempre, preservándoles del daño que pudieran causarles avenidas furiosas. Así logró reducir á huertas terrenos inútiles, haciéndoles producir seis veces mas fruto que quando entráron en su poder. Ví con gusto aquella transformacion en 1792. Muda este peritísimo labrador segun le parece la calidad de sus viñas y parras inxertándolas del modo siguiente. Corta la cepa horizontalmente á quatro ó seis dedos sobre el suelo del campo, y hace dos cortes perpendiculares que separen la corteza y porcion de madera que mira al mediodia: prepara de antemano puas de la calidad de uva deseada, conservando en cada una dos yemas, y las corta en chanfran para introducirlas en el corte perpendicular, de modo que se toquen los vivos del inxerto y cepa, quedando á un mismo lado las cortezas: ajusta luego el inxerto sujetándolo con un esparto, y cubre las heridas con hojas estruxadas de la misma viña. Para prolongar la vida de sus viñas y parras las poda de manera que solamente queda una yema en cada vara, y prefiere la calidad al número de racimos. Tambien muda por inxerto la calidad de las bellotas, escogiendo escudetes en las deseadas que saca de los ramos que ya tienen dos años, y en el tiempo en que el elicor que destilan es líquido y nada pegajoso.
[82] Aunque son grandes las mejoras hechas en el término de Ibi, serian mucho mayores si hubiera riego suficiente, y si las aguas llevasen allí porcion de légamo como otras: la suma pureza de ellas tan favorable á la salud de los vivientes perjudica á los campos; porque entrando en estos limpias, transparentes y sin cuerpos extraños, les roban y se asocian lo mas precioso de la tierra y las sales del estiercol, y abonos que deposita el labrador para reparar las pérdidas del campo. Con todo, si este produce cosechas abundantes y ciertas es á beneficio de las aguas, y por esto tienen los de Ibi sumo cuidado en recoger y aprovechar la de los manantiales y fuentes, dirigiéndolas por canales bien cimentados, de los quales hay algunos subterráneos, que han hecho taladrando duras peñas. Han intentado tambien aumentar el caudal de la fuente de Santa Maria, y conseguídolo por medio de excavaciones y barrenos. Esta operacion harto peligrosa, porque muchas veces facilita á las aguas nuevos caminos por donde se extravian, surtió buen efecto en Ibi. Hiciéron mas hondo el canal hasta llegar al nacimiento, pero en mi juicio no perfeccionáron la obra; porque halláron allí un depósito de agua, cuyo fondo no se ha calculado con exâctitud, y la viéron brotar con tanta violencia, que arrojaba muchas veces chinas hasta el peso de media onza, las que eran de mármol negro, y otras especies de piedra, todas redondeadas y como pulimentadas: lo qual prueba ser copioso el manantial, y hallarse á grande profundidad. Convendria pues hacer nueva excavacion, empezándola en el sitio mas hondo del barranco, y dirigirla de modo que al llegar al depósito se hallase 40 pies mas baxa que la de hoy exîste. Para no interrumpir el riego durante la obra, se podria empezar la mina á doce ó mas pies de distancia del canal actual, haciendo al mismo tiempo las bóvedas correspondientes hasta llegar al manantial. Hállase dicha fuente en el rebaxo que dexan los elevados montes de Biscóy y Foyaderes: entra despues en el barranco de los Molinos, llamado así por los cinco á que da movimiento; se precipita entre los montes conocidos allí con los nombre de Costera de la basa y Pla de les coves, y entra últimamente en un estanque, de donde se distribuye para el riego de 60 jornales de tierra. Dicho barranco de los Molinos es sumamente quebrado y fragoso, compuesto de peñas muy duras de un blanco que pardea: en sus sitios sombríos ví con abundancia la doradilla, el polipodio comun y culantrillo; en otros la onónide fruticosa, las campanillas en cabezuela y con hojas de altea, la zarzaparrilla comun, la yedra, el arrayan, las euforbias llamadas por Linneo caracias, amigdaloides y spinosa: esta tiene los pétalos amarillos y enteros; mas noté que la flor central tenia cinco, y las demas quatro solamente.
[83] Otra tercera fuente tienen los de Ibi, que nace en la rambla de la Gabarnera á un quarto de legua de la canal de Alcoy, y con ella riegan 30 jornales de huerta distribuida en ambas riberas del barranco ó rambla: sus desperdicios unidos á varias fuentecillas que van naciendo en la misma rambla sirven para regar otros 36 jornales de huerta destinados á maices, judías, zanahorias y otras producciones. Como el terreno es ondeado y freqüentes las cuestas, fué preciso reducirlo todo á graderías, y asegurar los campos con paredes secas hechas de cantos y peñas sobrepuestas. Son estas calizas, algunas de mármol de color de carne con manchitas mas encendidas, y otras de mármol ceniciento compuesto enteramente de piedras numularias, cuyo diámetro es desde media línea á media pulgada. Quise ver si las hallaria sueltas en el monte contiguo, que es el carrascal de Rico, y logré verlas con abundancia. Son blanquecinas tirando al pardo, casi redondas y planas, delgadas hácia el borden y con una pequeña eminencia en el centro. Sus superficies son lisas, y en ellas se descubre una línea espiral que empieza en el centro, hace seis ú ocho revoluciones, y se pierde en la periferia: tambien se ven multitud de rayos interrumpidos, que saliendo del centro cruzan las curvas y se terminan en la exterior. Descúbrense con mas claridad la espiral, los rayos y las freqüentes interrumpciones de estos, quando se separan las dos válvulas paralelas de que consta la piedra numularia; lo qual se consigue fácilmente poniéndola al fuego por algunos minutos, y echándola de repente en agua fria. Hice varias veces la experiencia, y siempre ví mudado el color blanquecino en gris obscuro. Presentóse entónces la espiral resaltada, y entre sus curvas un canal excavado que principia en el centro, y sigue hasta la periferia: dicho canal se halla como separado en un sin número de celdillas por otras tantas líneas transversales, cuya multitud é inmedicacion hace mirarlas como rayos, quando no se exâminan con cuidado las discontinuaciones al atravesar las curvas. Por esta descripción parece que las numularias del reyno de Valencia son de la misma especia que las que Mr. de Saussure halló en el parage llamado la Pérdida del Ródano, y describió completamente en la página 336 del primer tomo de sus Viages á los Alpes: las nuestras presentan indicios de organizacion en las superficies exteriores, los que no halló Saussure en las suyas: jamas las he visto mayores de ocho líneas de diámetro, ni con mas vueltas espirales que ocho, quando el citado autor llegó a contar 38 en una que no tenia una pulgada de diámetro. Véase la figura 2 de la última estampa de este tomo, donde se ve la superficie externa de una numularia en la letra a, y la interna en la b.


[84] Muy cerca de dos horas se emplean desde Ibi á Tibi por las cuestas y barrancos del camino. La tierra es algo arenisca y ménos fértil: pero por mas de media legua desde los edificios de Ibi sostiene multitud de almendros, olivos, viñas y sembrados, hasta que aumentándose el número de cerros y barrancos disminuye el cultivo, y cesa de todo punto á la mitad del camino. [...]

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A partir de ahora, si véis la imagen de Ibi en 1797, ya sabréis algo más sobre ella.

Un  saludo Ibi bloggers.